miércoles, 5 de noviembre de 2014

TESTAMENTO, DE VICKIE GENDREAU



Me resulta algo difícil hacer la crítica de este espectáculo. El mismo parte de una novela que escribe su autora cuando le diagnostican un cáncer cerebral a los 23 años. Es muy loable, y seguramente apasionante, que una persona vital, exhuberante y poética intente atrapar la vida que se le va en una novela donde plasma todas sus inquietudes. Traspasar todo esto a un escenario y montar un espectáculo teatral parece algo más complejo.


Partiendo de un texto deslabazado se intenta dotar de una cierta dramaturgia al espectáculo. Primero se intenta reflejar esa energía vital mediante el recurso a la música, de muy variado tono, muy propia de la edad juvenil. Esto deriva en una especie de musical encubierto donde todos los actores tocan algún instrumento o cantan en directo. También hay que resaltar que estas canciones son en inglés, cuando el espectáculo es en francés. El caso es que estos números musicales no resultan demasiado pertinentes si intentamos relacionarlos con la parte escenificada.

Aquello que se dramatiza parece anclarse en la problemática médica y las consecuencias emocionales del entorno. Con la protagonista, que parece representar a la autora, permanentemente en escena, esta se hace cómplice tanto de aquello que le ocurre u ocurrió a ella misma como de lo que le sucede a sus allegados. Recuerda, rememora, ensueña, anhela y hasta se regodea en aquello que supuestamente le fue imposible contemplar en derredor de ella misma, pasando a multiplicarse su experiencia hasta un nivel supra-vivencial.


La presencia permanente de la madre en escena, vestida de negro, no hace si no denotar implacablemente que estamos ante un multi-perspectivismo que se intenta integrar en una único plano, y que a la postre resulta algo confuso y extraño. Las intervenciones de la madre son tan puntuales y emotivamente difusas que parece ella el fantasma en un mundo juvenil que ni comprende ni comparte.

Hay que reconocer a la protagonista una gran versatilidad y belleza, así como al resto de los actores su esfuerzo por reflejar esa dualidad vida-muerte que se conforma como la constante del espectáculo. Este queda un tanto minimizado ante la falta de planteamientos mas conflictivos o universales, apareciendo el conjunto más como la mera constatación de la fatalidad juvenil y su descubrimiento de la muerte. Esta, la muerte, se escamotea en las sociedades postindustriales del plano vivencial de su vida social, por lo que cuando aparece se nos presenta como un trauma. Y estos post-adolescentes que todos hemos llegado a ser, invariablemente tenemos que enfrentarnos al mismo tarde o temprano. Así es la vida.





TESTAMENTO DE VICKIE GENDREAU
DIRECCIÓN Y ADAPTACIÓN: ERIC JEAN
THÉÂTRE DE QUAT SOUS (MONTREAL, CANADA)
IDIOMA: FRANCÉS CON SOBRETÍTULOS EN ESPAÑOL.
TEATRO VALLE-INCLÁN DE MADRID
CICLO "UNA MIRADA AL MUNDO" DEL CDN
SÁBADO, 1 DE NOVIEMBRE DE 2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario